Un Bombero es un hombre como Tú, que vive en una casa como la tuya, que tiene la mente despierta de un niño y la serenidad de un hombre maduro; que nunca olvida la emoción que se siente al escuchar el ulular de las sirenas, el trabajo realizado en los incendios y los miles de peligros vividos con el paso de los años, un ser humano con más bondad y humildad que el común de la gente.
¡Ese es un Bombero!
El que brinda su mejor y mayor esfuerzo cada vez que suena la alarma, el que es a la vez, el más y el menos afortunado de los hombres; el que sabe el valor de la vida, porque ha sentido el gran poder de las fuerzas violentas sin control; es el hombre que responde a la sonrisa de los niños, porque ha tenido en sus brazos a pequeños cuerpos que nunca más volverán a sonreír; es un hombre que disfruta de los placeros sencillos de la vida, como un saludo tuyo, una taza de café caliente para el conjunto de sus músculos y huesos exigidos hasta el cansancio o el de la divina paz que brinda la satisfacción del haber cumplido.
¡Ese es un Bombero!
Un hombre que no guarda rencores, que no agita banderas, ni vocifera obscenidades, que honra la memoria de los compañeros caídos, el Bombero es un ser humano que no habla de la hermandad entre los hombres.
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